Mi nombre es Yelena y en
estas líneas voy a narrar mi historia.
Esta historia comienza a mis 16 años,
cuando decidí escaparme de casa, pero para que os ubiquéis daré
algunos detalles de mi pasado, o lo que recuerdo de él.
Siempre he vivido con mi hermano Luke,
al principio en un orfanato y después en casas de acogida, siempre
tuvimos la suerte de poder mantenernos juntos a pesar de que las
casas de acogida fueran cambiando. Finalmente encontramos una casa
donde pudimos crecer y unos padres buenos, o al menos eso creíamos.
Vivíamos bien, no es que viviéramos con todos los lujos pero por lo
menos no nos faltaba de nada.
Poco a poco mi hermano y yo nos fuimos
distanciando, ya sabéis, la adolescencia y eso, pero cuando
necesitábamos del otro siempre nos apoyábamos.
Todo se tercio cuando mi cuerpo empezó
a cambiar y sobre todo después de haber cumplido los 16 años, todos
los chicos se fijaban en mí, las chicas recelaban y hasta mi propio
padre adoptivo comenzó a interesarse en mi crecimiento, esto fue lo
más raro. Me decía lo que tenia que comer y lo que era bueno para
mí, cuando estaba con algún compañero de clase se enfadaba mucho y
siempre acabábamos discutiendo. Poco a poco los días pasaban y yo
me iba sintiendo peor, mi ‘’padre’’ se comportaba cada vez de
forma más protectora conmigo, no dejaba ni que mi hermano se
acercase a mí. Por la noches cuando creía que yo dormía entraba en
mi habitación y me observaba incluso a veces me acariciaba. La cosa
empeoro y empezó a intentar tocarme, manosearme… en ese momento
decidí que no podía continuar en esa situación, tenía que salir
de esa casa.
El 16 de diciembre no pude soportarlo
más, aprovechando que mis ‘’padres’’ no estaban en casa y
que mi hermano había salido, cogí algunas pertenencias, algo de
dinero y me marche de esa casa con intención de no volver, le deje
una nota a mi hermano, debajo de su almohada explicándole por encima
la situación y que si quería venir a buscarme que lo hiciera pero
que no volvería a esa casa.
Después de un par de días vagando por
las calles, ya sin dinero y muerta de hambre empecé a frecuentar un
local, por así decirlo, en el me daban de comer, lo único que tenia
que hacer a cambio era bailar para un montón de desconocidos, hasta
que uno de ellos deicidio que yo le calentaría la cama esa noche, no
podía negarme, no era la primera vez que me daban una paliza por
hacerlo, ahora les pertenecía, ahora tenía que hacer lo que ellos
quisieran o si no se desharían de mí.
Prefiero no contar lo que paso esa
noche, pero después de eso todas las demás noches fueron iguales,
en diferentes sitios, pero siempre con un hombre.
Una de esas noches en las que solo
intentaba no morirme de frio y conseguir dinero para poder comer
algo, llego un hombre despreciable al que no podía decirle que no,
bueno, a ninguno podía decirle que no. Fuimos a los baños de la
estación que frecuentábamos y bruscamente me tiro contra el
retrete, tenía prisa, empezó a quitarme la ropa y se coloco detrás
mía. Una sensación invade mi cuerpo, un dejavú y entonces ese
hombre desconocido pasa a ser mi ‘’padre’’, con miedo, rabia
y asco doy una patada hacia atrás, entre sus piernas, logro
quitármelo de encima y pasar a su lado, huyendo. Me consigue agarrar
de la camiseta y estamparme contra el espejo dándome un golpe en la
cabeza, me inmoviliza llamándome de todo.
Alguien entra en los baños y una
sombra negra coge al tipo por el cuello y empieza a golpearle
diciendo ‘¡A las niñas pequeñas no se les toca!’. Salgo
corriendo al escuchar el estallido de un cráneo al partirse, intento
volver a ponerme la falda. En ese momento, al salir por la puerta de
los baños el hombre de los puñetazos grita con voz profunda ‘¿vas
a seguir huyendo siempre?’, algo más fuerte que el terror me hace
frenar en seco y sujetándome fuertemente la falda me quedo inmóvil.
Cuando llega a mi altura, me pone su
chaqueta sobre los hombros y me dice “No tendrás que volver a huir
nunca más”, le miro a los ojos y veo que no quiere hacerme daño,
así que como si estuviera en un sueño extraño le sigo.
Nos dirigimos a una furgoneta, cuando
abro la puerta para entrar me encuentro con otras 3 chicas, a una
parece que le han disparado en la garganta, no le doy importancia y
me dejo llevar.
Somos 4 adolescentes en la furgoneta
de un cuarentón...
Bueno aquí no hace frio y si voy a
morir espero que sea lo más lejos de esta ciudad. Solo me
arrepentiría de no poder despedirme de mi hermano.
Nos detenemos en una gasolinera y el
cuarentón nos dice “He quedado aquí con unos amigos, pero tengo
una misión para vosotras, tenéis que coger ese camión y llevarlo a
un lugar llamado Howlnest, en la guantera hay un mapa, confío en
vosotras, todos saldremos ganando” una de las chicas saca un mapa
atlas del bolsillo y se lo muestra al hombre, este se ríe “Chica
lista. En ese mapa encontrareis la dirección, nos encontraremos allí
y os lo explicare todo. Sois muy importantes para mí.”
Salió de la furgoneta y entro en el
restaurante de la gasolinera. Las chicas que estaban a mi lado
estaban discutiendo por algo, no se que era, yo estaba mirando al
cuarentón y sus “amigos”, tenía una manera muy peculiar de
tratar a sus amigos, parecía como si les estuviera vacilando…
bueno o al menos yo no les robo a mis amigos, estuvieron a punto de
darle una paliza pero él se deshizo en ademanes y salió por donde
había entrado.
Sin mediar palabra nos lanza las llaves
de un camión y nos lo indica con el dedo, se apoya en la furgoneta y
mira su reloj.
Cogí las llaves y mientras mis
compañeras salen y se llevan a la moribunda al camión voy a hablar
con el cuarentón. Sonriendo con complicidad le digo “¿En el
bolsillo del tipo no había nada más?” mirando a otro lado se
lleva la mano a la nariz y aspira sonoramente al girarse dice “No,
nada”, riendo por el polvo blanco que le cubre parte de la nariz me
giro y me dirijo al camión, a la puerta del conductor.
Arranco y con algo de dificultad
consigo salir de la gasolinera en dirección a Howlnest, mientras
salíamos de allí empezamos a oler a gasolina, de una manera muy
fuerte. Miro por el retrovisor para ver cómo nos alejamos de esta.
De pronto explotó, pegue un frenazo de la sorpresa, un depósito de
gasolina ardiendo pasa por encima de nosotras y se estrella justo
delante, genera una columna de luz que ilumina nuestras caras de
asombro y miedo. Sin pensármelo mucho acelero esquivando el depósito
y seguimos nuestro camino sin mirar a atrás.
Continuamos durante media hora en la
dirección indicada. Cerca del lugar a donde deberíamos ir con la
mercancía, nos detuvimos, era una carretera secundaria poco
iluminada. Nos intrigaba la carga que trasladábamos y la moribunda,
a pesar de que no hablaba (por que no podía) insiste mucho en que
miremos. Revolvemos la cabina en busca de algo útil y encontramos 2
armas y una linterna. La decisión es unánime, yo tengo las llaves y
la morena lleva un arma y la linterna, y bueno alguien se tiene que
quedar con la moribunda.
Salimos del camión y nos dirigimos a
la parte de atrás, con dudas lo primero que hago es dar unos toques
fuertes al tráiler, igual es algo que está vivo, después de una
eterna espera de unos segundos, nada contesta al otro lado. Meto las
llaves en la cerradura mientras mi compañera apunta de frente con el
arma y la linterna. Abro la puerta de golpe escondiéndome detrás de
ella y esperando que si hay algo ataque a mi compañera. Después de
unos segundos y ver que no fue atacada me asomo por un lado de la
puerta para descubrir que habíamos robado un cargamento de armas del
ejército, flipando en colores cierro la puerta rápidamente mirando
que nadie nos este observando y vuelvo a dirigirme a la cabina como
fingiendo que aquí no a pasando nada.
Seguimos por la carretera secundaria
que se adentraba en un bosque, este iba haciéndose más espeso, el
camión chocaba con las ramas de algunos árboles hasta que pasamos
por debajo de un arco grande donde se podían ver unas letras
descascarilladas y corroídas por el tiempo en las que ponía
HOWLNEST, habíamos llegado. El bosque se abría para dejar paso a
una plaza y un gran edificio antiguo, bastante desmejorado por el
paso del tiempo, pero se veía claramente que en su época habría
sido un edificio importante.
Paramos el camión de frente a la
entrada del edificio para dejar la fachada iluminada, de pronto por
la entrada apareció un lobo, era negro y aullaba fuertemente,
rápidamente cerré los pestillos de la cabina del camión. No es que
inspirase miedo, pero vamos, es un lobo en medio de un bosque. La
chica morena se empeño en salir y empezamos a discutir subiendo y
bajando los pestillos de las puertas hasta que me canse y le dije que
era su puto problema, detrás de la morena salió la rubia, como si
no pudiera evitar seguirla, volví a cerrar rápidamente y asegurar
las puertas. La moribunda se empeño en que la pusiese mirando a la
puerta cerrada, me serviría de escudo humano así que no dude en
ayudarla a moverse.
Al cabo de unos minutos se empezó a
escuchar una música y la moribunda empezó a balbucear algo que no
llegaba a entender, tenía la voz muy cascada, creo que decía
“Mamá”.
Se precipito contra la puerta y
abriéndola se calló de bruces, mi reacción fue cerrar la puerta
mientras la moribunda se arrastraba como podía dejando un rastro de
sangre por la nieve.
Con bastante miedo salí del camión
dirigiéndome a la parte de atrás, si entraba en ese edificio por lo
menos seria armada, con una pata de cabra al ristre y una uzi me
adentre en el oscuro edificio donde encontré a la moribunda en las
escaleras aun farfullando “Mamá”. Le ayude a levantarse pasando
uno de sus brazos por mi cuello y con el arma en la otra mano subimos
escaleras arriba para encontrarnos a los otras dos chicas y al fondo
al cuarentón calentando unas lentejas o algo parecido.
Me rugen las tripas, llevo todo el día
sin probar bocado. Entramos en la habitación y la evidencia habla
por sí sola, la moribunda no puede comer y seguramente necesite un
hospital.
El cuarentón se levanta y nos dirige a
una camilla cercana donde la tiende y nos pide que la sujetemos, le
hace morder un palo y le destapa la herida, no tiene buena pinta,
saca un cuchillo que calienta al rojo y se lo pone sobre la herida,
la chica grita y cae inconsciente mientras el ambiente se llena de un
olor extraño de carne quemada.
Le pone un gotero y nos invita a comer
con él. Comía con ganas e indiferencia indicándonos que
comiésemos.
La comida sabía a gloria, hacia mucho
que no comía algo caliente y entonces fui consciente del frio que
hacia fuera. La comida caliente y el cansancio empezaban a pesar, no
podía evitar que se me cerrasen los ojos y antes de quedarme dormida
lo último que vi fue al cuarentón metiéndose los dedos en la
garganta para vomitar, ¡Mierda!
Desperté un par de horas después, no
tenía ni el arma ni la pata de cabra, rebusque en mis bolsillos,
incluso en mi sujetador, no tenía las llaves del camión.
Empezaron a presentarse, la moribunda
se llamaba Mavra, la morena Ailyna y la otra Laika.
Echas las presentaciones volvimos a
escuchar el aullido del lobo y como pasaba por delante de la puerta
de la habitación donde estábamos. Fui a mirar a la puerta con Mavra
al lado y cuando nos asomamos el lobo estaba tumbado al fondo del
pasillo, cuando nos vio se levanto y empezó a bajar las escaleras,
Ailyna y Laika fueron corriendo detrás del lobo y un poco detrás
les seguía Mavra.
No quería quedarme sola en ese sitio
así que las seguí, cuando empecé a bajar las escaleras lo único
que vi fue como Mavra entraba en el cementerio que había entre los
edificios, detrás de una cristalera, la vi caer de rodillas en
frente de una tumba y como empezaba a llorar.
Me acuclille en las escaleras pensando
en lo que estaba haciendo allí con todos esos desconocidos, en cómo
había llegado a esa situación, recogiéndome las rodillas y
metiendo la cabeza en ellas, me hundí en mis pensamientos. Un
aullido me hizo levantar la cabeza y veo una bestia erguida sobre dos
patas, cubierto de pelo negro y espeso, con unas garras enormes y
cabeza de lobo. Salgo corriendo al ver semejante espécimen, en
dirección al cementerio, el terror no me permite ver por dónde voy
y me choco contra Mavra, cayendo al suelo, me levanto como puedo
ignorándolo todo, escucho como se rompen unos cristales, no me doy
la vuelta para ver lo que es, solo sigo corriendo dando la vuelta al
edificio para intentar salir por donde habíamos venido. Cuando
empiezo a trepar por una verja un fuerte pitido me taladra los
tímpanos y me impide moverme, caigo al suelo incapacitada, con
sangre en los oídos.
Veo venir al cuarentón totalmente
desnudo con una especie de cuchillo en la mano, tranquilamente se
arrodilla encima de mí y me clava el cuchillo en el pecho, la rabia
me inunda y mi cuerpo empieza a cambiar, agarro al cuarentón de los
hombros gritando “¡Pensaba que tú eras diferente!” me pongo
sobre él y le muerdo el cuello.
Otra vez el pitido que me nubla la
mente y vuelve a hacerme caer, cuando despierto estoy en posición
fetal, completamente desnuda y tiritando en medio de la nieve. Sigo
sin poder moverme y el cuarentón me tapa con un poco de ropa y me
dice que me vista, me levanto y hago lo que me ordena, aturdida por
lo que acaba de ocurrir voy detrás de él, entrando de nuevo en el
cementerio donde veo a las demás en mi misma situación, el hombre
les da ropa y espera a que se vistan.
Volvemos a la habitación en la que
dormimos, todas aturdidas y con falta de calor, nos ponemos alrededor
del hornillo de calentar la comida y el hombre se presenta, dice
llamarse Rodio, nos cuenta que somos Garous, una especie de hombres
lobo, nos explica que papel interpretamos en la manada y que juntas
formamos una manada, las hijas de la rabia. Nos dice que él conoció
a nuestros padres y que todo se desvelaría a su debido momento.
Me aparta del grupo y me da la daga,
que ahora puedo apreciar que tiene forma de colmillo, diciéndome
“Este es el fetiche de la venganza, deberás llevarlo hasta que el
legitimo heredero lo reclame, esta tarea recae sobre ti porque eres
la líder de la manada, deberás guiarlos, a no ser que no te veas
preparada para ello, siempre podrás legar el cargo”.
Después de un corto periodo de
asimilación, con todo el tema de los Garou y lo que ello
significaba, vi cuanto había cambiado mi vida en una simple, larga y
rara noche.
En el alfeizar de la ventana había
clavos, un montón, con ratas y roedores semidevorados clavados en
ellos y cerca de esta una lechuza blanca sobrevolaba la zona, vino al
alfeizar a comer algunas ratas y mirarnos con curiosidad.
Al fijarme en ella un enorme cuervo
negro cruzo la ventana y entre una maraña de plumas se convirtió en
un hombre, Rodio le llamo Raven, pero el cuervo sin hacer ningún
aman de saludar dijo que mi hermano, Luke, estaba en peligro, tenía
que ir a ayudarle, ya, no podíamos entretenernos más.
Mirando a Rodio de forma apremiante
bajamos a la entrada y allí estaba nuestro camión, robado, pero lo
habían modificado, ahora tenía una gran lechuza de plata en el
frontal, como defensa. Rodio me dio las llaves y subí
apresuradamente en el, aun que esperando por mis compañeras, que
ahora eran mi manada, sin saber la magnitud de esas palabras.
Nos pusimos en marcha siguiendo a la
lechuza blanca y al cuervo, pero a medio camino el camión se detuvo,
en una tormenta de nieve. Con la moral por los suelos, el depósito
vacio y en medio de la nada… pero… algo se movía entre los
árboles y… un poco más adelante se podía distinguir como esta
tormenta se cortaba de repente y un lobo blanco nos miraba fijamente.
Salimos del camión, total no teníamos
gasolina, nos dirigimos a donde estaba el lobo, al llegar a su altura
se transformo en una señora mayor, totalmente desnuda, con el pelo
largo y muy blanco. Tendiéndome la mano dijo “Si quieres saber la
verdad sígueme”, alargue la mano para tocársela pero antes de
llegar a hacerlo se volvió a transformar en lobo y se puso a correr.
Salimos corriendo detrás de ella, Ailyna y yo tirando de Laika que
se estaba quedando un poco rezagada.
Subimos una pequeña colina y entramos
en una cueva. Las paredes estaban cubiertas de musgo, un musgo
luminoso que Mavra iba tocando para hacerlo brillar e iluminarnos el
camino a su paso. Entramos en una estancia más grande y el lobo
volvió a convertirse en anciana, nos dijo que se llamaba Madre
Selva, que nos enseñaría a convertirnos sin que nos doliera nada,
imitamos a Madre Selva y nos convertimos en lobos. Al hacer esto a
nuestro alrededor empezaron a salir todo tipo de criaturas diminutas,
espíritus danzantes que nos susurraban cosas, después de lo que
pareció un tiempo muy largo de un viaje de setas, los espíritus
habían desaparecido y estábamos solas con Madre Selva en la cueva.
Nos convertimos de nuevo en humanas y
nos vestimos para salir de la cueva, al salir llego Raven y madre
Selva nos insto a continuar nuestro camino para salvar a Luke, pero
no teníamos gasolina, “¿Mikael no ha
llenado el depósito?” le pregunta Madre Selva a Raven, nos fijamos
que donde el camión, a lo lejos, hay un hombre alto, musculoso,
rubio, con un montón de estigmas en la cara, como cortes, está con
una expresión dura. Algo en el parecía diferente, como si algo en
el estuviese mal.
Volvimos al camión y nos pusimos rumbo
a la ciudad. Cuando entramos en ella Raven nos llevo a una parte que
yo no conocía de nada, era un edificio alto. El cuervo entro por una
de las ventanas, una muy alta. Mavra nos dijo que la siguiéramos,
que era su casa, no podía parar de pensar el motivo de ¿Por qué mi
hermano estaría en su casa, que motivo habría?
Estábamos subiendo en el montacargas
mientras veíamos como en uno de los pisos un despreciable hombre
pegaba a una mujer y la insultaba, como Mavra se le que mirando
fijamente, este nos insultó también y la contestación de Laika fue
un bonito escupitajo.
Nos bajamos en el 6º piso, Mavra lo
conocía muy bien, en cuanto llego fue directa al felpudo donde
escondía la llave de la puerta abriendo esta y pasando casi
ignorando el precinto de la policía que cruzaba de lado a otro.
Al entrar nos dirigimos al salón en el
que se encontraba un árbol de navidad y Raven comiendo una comida
típica de esta época, empezaba a cabrearme y mucho. Nos instó a
comer y abrir nuestros regalos de navidad, esto era el colmo. Muy
cabreada me dirigí a Raven diciéndole que haber si esto era una
mala broma, mi hermano estaba en peligro y el estaba tan tranquilo
cenando al pie de un estúpido árbol, lo primero, no pensaba
celebrar nada sin mi hermano, lo segundo, está en peligro y nosotras
aquí haciendo un montón de nada y lo tercero, ¡¡DONDE ESTA MI
HERMANO!!
Justo después de decir eso vemos como
un gran búho atraviesa el edificio, literalmente atraviesa con las
alas extendidas las pareces, nos coge a todas y volamos a través de
la ventana, vemos Howlnest a lo lejos, sobrevolamos la ciudad y una
voz potente dice “Aguas profundas ha caído” Beatrix, líder de
los jinetes de la tormenta. Mis compañeras empiezan a hacerle
preguntas al búho y este les muestra lo que quieren ver.
De repente vemos como Rodio forcejea
con un hombre, por un bebe, sucesivamente veo a mi hermano y a mí al
lado de otra niña con alguien cogido, parece que son Laika y Ailyna,
a las puertas de un orfanato, una mujer les toca la cabeza y sus
recuerdos de Howlnest desaparecen, esa mujer resulta ser la madre de
Ailyna.
Mi frustración acaba de llegar al
límite por toda esta pérdida de tiempo, le pregunto al búho,
“¡¿Dónde está mi hermano?!” nos lleva a los jardines de mi
antigua casa, se escuchaban disparos en la parte de arriba. Abajo dos
hombres hablaban de que hay que atraparlo, se referían a esta
persona como “el príncipe”. Mavra y yo nos miramos, al instante
se convirtió en hispo y salió corriendo.
Con el corazón en un puño, no dejo de
oír voces, “¡Hay otro!”, después una sucesión de mas disparos
y la lechuza blanca saliendo por una ventana seguida por Mavra y el
que parece mi hermano transformado en crinos, caen en la piscina, la
lechuza también cruza el agua, así que todas vamos detrás.
Dentro de la piscina Luke volvió a ser
humano y empezó a ahogarse, me acerque a él, tenía que darle aire,
si no todo esto no habría servido para nada. Nadamos hasta el fondo
de la piscina detrás de la lechuza, a nuestra espalda no dejan de
disparar, pero las balas no llegan a alcanzarnos.
Con las mismas alas que nos trajeron
aquí, volamos por la ¿umbra?, arriba se hizo abajo y salimos al
otro lado volando, atravesamos la misma ventana por la que nos
fuimos, la de la casa de Mavra.
Luke estaba completamente desnudo
después de la transformación y su cuerpo lleno de moratones,
intentamos explicarle lo que había pasado, todo el tema de los garou
y de lo que éramos, la lechuza no dejaba de acariciarse contra él a
pesar de lo asustado que estaba. Mavra le tiro ropa y en tono
cortante le dijo “Vístete”, no le di importancia.
Con un sentimiento raro abrí el que
supuestamente era mi regalo de navidad mientras comía algo, eran
unas chapas militares, para que no tengamos que preocuparnos de la
ropa cuando nos convirtamos.
Mientras Luke estaba en el baño yo me
recuesto contra la pared, agotada por todas las situaciones vividas,
con un agotamiento tanto físico como mental, acaricio distraídamente
a la lechuza.
Escuchamos unos pasos por el pasillo,
acompañados de un tic-tac muy característico, cuando se abre la
puerta aparece Rodio, llega felicitándonos a todos las navidades,
“Todos sabemos que Papá Noel son los padre” contesta Mavra en
tono seco, ¿Qué le pasa a esta chica ahora? Ignorando el comentario
Rodio pregunta por Luke, que está en el baño “O no” otro
comentario de Mavra, de verdad que no entiendo que tiene esta chica
en contra de mi hermano…
Luke sale del baño mientras Rodio le
pone una grabación a Raven, es una conversación que tienen con
aquel al que llaman “Príncipe de la ciudad” y Rodio le insta a
venir a buscarnos, que sabe perfectamente donde vamos a estar. Raven
al escuchar esto intenta salir corriendo asustado o bueno volando,
pero Rodio fue más rápido y lo atrapo.
Parece ser que esto significaba que
íbamos a tener que luchar con alguien para poder salir de esta
ciudad que cada vez era más odiada para mí. Bajamos todos en el
montacargas aun que Rodio, Laika y Mavra decidieron bajarse en el
tercer piso, donde aquel extraño hombre nos había insultado,
suspirando volví a cerrar la puerta, les esperaría abajo con el
camión encendido.
Al salir del montacargas en la última
planta nos vimos acorraladas por un montón de policías que nos
apuntaban con sus armas, sin ningún motivo aparente pero éramos sus
objetivos. Seguro que ese tal príncipe les enviaba, al igual que los
que estaban en la que fue mi casa cuando fuimos a por Luke. Ailyna
sin poder contenerse al verse acorralada se convierte en crinos,
adquiriendo una forma tan mortífera que casi todos los agentes salen
corriendo chillando de puro terror. Los pocos policías que aun
quedaban salen corriendo en cuanto Ailyna ruge y se dispone a saltar
sobre ellos. Sin ningún tipo de obstáculo delante salimos corriendo
para fuera donde empezaban a escucharse tiros.
En la esquina del edificio vimos a
Mikael, estaba intentando llegar a nosotras pero un helicóptero le
disparaba desde el cielo nocturno, fui corriendo al camión para
encenderlo, Luke se puso de copiloto, e intentamos interponernos
entre los disparos y Mikael pero una
gran mole de carne lo impedía, parecía una garrapata gigante, se
disponía a atacarnos y detrás de esta, un camión de la basura que
venía a toda velocidad hacia nosotros. ¿Cómo nos hemos metido en
semejante lio? ¿¿Qué se supone que tengo que hacer??
Los disparos se dejan de escuchar, un
gran estruendo y una columna de llamas y humo sale de un edificio
cercano, el helicóptero ya no es una molestia, sea lo que sea que le
pasase.
En cuanto el camión estuvo en
carretera sentí como la garrapata se encaramaba a él, por suerte
mis chicas también estaban allí, con Mikael y
Rodio dándole para el pelo.
El camión de la basura se puso a mi
altura e invistió el tráiler, con mucho esfuerzo intentaba no
volcar, con ello me bastaba, cada vez acelerábamos más por las
carreteras vacías a estas horas de la noche, mientras una gran pelea
se sucedía a su vez encima del tráiler.
El camión de la basura seguía
envistiendo, esto no podía seguir así, pegue un frenazo repentino,
menos mal que la calle era estrecha y eso evito que la carga y el
camión volcase chocando contra los edificios. Por su lado el otro
camión tardo mas en reaccionar, derrapo, quedando frente a nosotros,
mirándonos fijamente. Con el motor rugiendo en una pelea de
valentía. “¡¡Yelena no me encuentro bien!!” me dice Luke, mi
mirada se despista un momento de la carretera para observarle
preocupada, le están volviendo a salir los moratones por todo el
cuerpo y por alguna extraña razón que no me había dado cuenta
antes sus hojas son amarillos, de lobo, no cambian aun que este en
esta forma, “Tranquilo, todo acabara pronto, no te preocupes” le
digo poniendo momentáneamente una mano en su pecho.
Furiosa cojo el colmillo que llevo
colgado del cuello, miro a mi oponente y acelero sin piedad, no dejo
de acelerar ni un momento hasta un segundo antes de chocar ambos
camiones, en el que me transformo crinos, saltando cuando los
parabrisas de los camiones estallan y colmillo en mano se lo clavo a
mi oponente en el pecho, empieza a escupir sangre mientras intenta
hablar, no le doy tiempo a pronunciar palabra, ni siquiera a
reaccionar y le vuelvo a clavar el colmillo de nuevo a la vez que de
este empieza a salir un grito que no entiendo muy bien lo que es,
pero no me voy a detener ahora que mi presa esta indefensa. Intenta a
duras penas salir del camión y arrastrarse por el asfalto mientras
voy detrás y le vuelvo a asestar otra puñalada, está sangrando por
todas partes, y balbuceando sobre qué clase de magia le estoy
haciendo, otra puñalada mas y un gruñido furioso, mi presa deja de
moverse. El vampiro está muerto. He matado al príncipe.
Mire a mi alrededor, la garrapata
también estaba muerta y estábamos todas vivas, algo es algo…
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